Los retos y tendencias a los que se enfrentará la comunicación en 2016 (I)

achievement-703442_640La comunicación está cambiando día sí y día también. Hace sólo una década nadie se imaginaba que dependiéramos tanto de nuestro teléfono móvil y ahora nadie se plantea salir de casa sin él, ni llegar al trabajo sin haber consultado antes la prensa online o haberse conectado a Facebook. La Era Digital ya está totalmente instalada en nuestras vidas pero no podemos decir lo mismo de nuestras pymes. El tejido empresarial español está formado en más de un 99% por pequeñas empresas y la mayoría viven dando la espalda a las nuevas tecnologías.

 

 
Algunas dirán que por falta de tiempo, otras que por falta de conocimientos y otras porque no entienden el valor que puede tener la comunicación 2.0 para sus negocios, pero, sea como sea, nos encontramos ante una situación que produce una pérdida de competitividad importante. La comunicación debe entenderse como una herramienta estratégica para mejorar la imagen, la notoriedad y la reputación de una compañía y gracias a las nuevas plataformas sociales las marcas más pequeñas tienen la oportunidad de plantar cara a las grandes compañías. El reto está en inculcarles la actitud y los valores digitales.

 

 
Una carencia que no sólo encontramos en las pymes; incluso muchos profesionales de la comunicación, con años de experiencia en el entorno offline, miran con recelo y distancia las nuevas plataformas digitales o las utilizan de una forma muy precaria y sin una estrategia predeterminada. Y si bien los blogs, las redes sociales, las aplicaciones móviles de mensajería instantánea, las newsletters, etc. son plataformas más que recomendables para llegar a nuestro público objetivo, también lo es que necesitan de unos conocimientos previos, pese a su fácil manejo, y de una estrategia para poder ser efectivas. Esta dificultad para adaptarse a los cambios junto con las carencias en formación digital que presentan muchas empresas demuestran la necesidad de fomentar la cultura 2.0. Un objetivo que no debemos dejar pasar por alto si queremos salir de la crisis económica y ser capaces de competir en el mercado global.

 

 
En este sentido, hay que abogar por una formación constante. Sólo estando al día, las pymes podrán aplicar y adaptar sus conocimientos y experiencias al entorno digital, aprendiendo así a sacar el máximo rendimiento a cada una de las herramientas 2.0 y a no perder tiempo y recursos en plataformas que no van acorde con su modelo de negocio o que su target no utiliza.
Algunas agencias de comunicación ya se han dado cuenta de que este es un obstáculo que deben salvar las pymes y, por ello, han empezado a incorporar en su cartera de servicios la formación a pequeñas marcas, startups y emprendedores para que ellos mismos puedan desenvolverse mejor en áreas relacionadas con las nuevas tecnologías como puede ser la gestión de los perfiles sociales o la mejora del posicionamiento online. El DIY (Do It Yourself) también ha llegado a la vida del pequeño empresario.

 

 
El peso del influencer
La Era Digital nos ha situado en un escenario dónde las empresas dejan de ser los únicos emisores de información, dónde los canales comunicativos se multiplican cada día  y dónde los periodistas tienen que entender que han dejado de ser los únicos portavoces de lo que ocurre en la sociedad y que ahora internet permite a cualquiera narrar un acontecimiento con la única ayuda de su teléfono móvil.

 

 
Y entre toda está masa de gente susceptible a ejercer de corresponsal se erige una figura que está cogiendo mucha fuerza y relevancia para las marcas: los influencers. Las empresas y agencias de comunicación ya consideran a estos usuarios como una parte importantísima de sus estrategias de comunicación, hasta el punto que diseñan acciones especialmente para ellos, lo que demuestra que no son una moda pasajera, sino uno de los motores de la nueva comunicación.

 

 
En cambio, a los medios de comunicación les está costando más entender este nuevo agente comunicativo cuando en realidad deberían tenerlo en cuenta como una fuente más de información, eso sí, siempre y cuando antes hayan verificado sus conocimientos y la veracidad de los datos que facilitan, puesto que el mundo de los influencers se mueve a golpe de chequera -sobre todo en el sector moda y lifestyle– y hay que poner en cuarentena todas las informaciones.

 

 

Mañana la segunda parte de este post… ¡No os lo perdáis!

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