Entrena tu suelo pélvico para que el deporte no lo dañe

 

  • La musculatura pélvica femenina precisa de un entrenamiento para reducir el impacto de actividades como el running o el pádel
  • Un suelo pélvico dañado puede provocar pérdidas de orina, prolapso genital, dolores y disfunción sexual
  • El músculo pélvico puede entrenarse con productos como las bolas de Kegel o Pelvix, un sistema gradual de pesos

 

Barcelona, 20 de Marzo de 2017.- El deporte es imprescindible para tener una vida sana ya que tiene múltiples beneficios como aumentar la resistencia cardiovascular, fortalecer músculos y articulaciones, controlar el peso, mejorar el estado de ánimo… Sin embargo, hay actividades que pueden dañar el suelo pélvico, es decir, el sistema de músculos y ligamentos que cierran el suelo del abdomen manteniendo en posición correcta y suspensión la vejiga, el útero y el recto en contra de la fuerza de la gravedad. El daño o debilidad de esta musculatura puede ocasionar múltiples problemas y trastornos tales como incontinencia urinaria, prolapso genital, dolores y disfunción sexual.

“Algunos deportes someten al suelo pélvico a una serie de presiones que, mantenidas en el tiempo o ejercidas con mucha intensidad, pueden dañar la musculatura. Ese es el caso de aquellos que realizan repetidos saltos y necesitan una intensa activación de los músculos de la cintura abdominal, como pueden ser el atletismo o running, aerobic, gimnasia, pádel, voleibol, baloncesto o simplemente haciendo abdominales sin una correcta técnica de ejecución” explica Ibai López, Técnico Superior en Actividades Físicas Deportivas, NSCA & ACE Certified Personal Trainer

También ocurre en el ciclismo que cuando se practica durante muchas horas el sillín puede dañar la zona. No hay que dejar de practicarlos sino combinarlos con un entrenamiento de los músculos del suelo pélvico para que estén fuertes y evitar el riesgo de que terminen dañados.

Como cualquier músculo, el suelo pélvico puede entrenarse para que esté más fuerte y tonificado para recibir el impacto de nuestro día a día y de los deportes que practiquemos. Como en cualquier disciplina, el secreto es ser constantes y marcarnos objetivos.

Para trabajar la zona, en el mercado podemos encontrar distintos productos que nos pueden ayudar y facilitar el ejercicio. Uno de los más conocidos y populares son las bolas de Kegel, que permiten la contracción de los músculos del suelo pélvico aguantando unos segundos y relajando. Este ejercicio se puede hacer tumbada, sentada, de pie o en la posición del perro (a cuatro patas).

Para los suelos pélvicos dañados, los especialistas en el ámbito sanitario recomienda Pelvix de Femintimate, ya que tiene menos peso que las bolas de Kegel. Pelvix ofrece una solución totalmente natural basada en la realización de ejercicios de los músculos del suelo pélvico mediante el aumento gradual de pesos (que va desde los 19 a los 64 gramos). Con la utilización de Pelvix, el estímulo se consigue naturalmente provocando un acto reflejo de la pelvis para contrarrestar la acción de la gravedad. Este protocolo cuenta con 6 fases de ejercicios mediante un aumento gradual de pesos. La primera consiste en mantener Pelvix sin peso alguno (19 gramos) durante unos 15 minutos mientras estamos de pie o en movimiento, pero nunca en reposo. Luego habrá que ir aumentando el peso hasta poder soportar con comodidad el último (64 gramos). La duración de cada fase dependerá de cada caso particulary se recomienda el consejo de un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico para la supervisión de la correcta ejecución en las primeras etapas.

Además, durante el entrenamiento podemos aplicar distintos trucos para que el impacto en el suelo pélvico sea menor. Empezando por realizar ejercicios para la mejora de la postura que ayuden a mantener una alineación fisiológicade la caja torácica con respecto a la pelvis, ayudando a la suspensión visceral y la correcta sinergia entre la musculatura respiratoria, abdominal y del suelo pélvico. Además de los ya conocidos consejos para las runners como evitar terrenos duros como el asfalto o los carriles bici,  reducir la longitud de la zancada, intentar caer en la parte media del pie y no con el talón, evitar las cuestas abajo, hacer recorridos cortos y llevar zapatillas que se adapten a la pisada.

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