Saber motivar a los trabajadores, una de las claves de la comunicación interna

meeting-152506_640Hay miles de estudios que certifican que la motivación influye en la productividad de las personas. Si uno acude al trabajo con ganas e ilusión será más fácil que alcance los objetivos que se haya impuesto y además disfrutará haciéndolo. No obstante, a muchos este escenario les puede parecer una utopía y cuándo esto ocurre es que precisamente nos encontramos ante un empleado desmotivado o ante una empresa que no invierte en estrategias de comunicación interna.

 
Las compañías deben tomarse en serio invertir en mejoras que ayuden a crear un buen clima laboral. ¿Y eso cómo se hace? pues las agencias de comunicación nos cuentan que uno de los primeros pasos es establecer herramientas que permitan a los empleados dar su opinión sobre cómo mejorar el negocio. Porque ellos suelen estar más en contacto con la realidad del mercado y pueden detectar si algo está fallando antes que los propios directivos. Saber escuchar es muy importante porque además alaga al empleado, que se siente valorado y considerado. Además si se consigue detectar a una buena idea y ofrecerle a su creador que la desarrolle se estará, por un lado, motivando al empleado y, por otro, demostrando a sus compañeros que la empresa apuesta por ellos.

 
Planificación e información
Los expertos en comunicación también subrayan que a veces la desmotivación se produce cuando el trabajador no sabe hacia dónde se dirige la compañía. A veces a causa de rumores o por una falta de información, el empleado puede sentirse fuera de la empresa y romper lazos afectivos con ella. Una forma de evitarlo es propiciando reuniones regulares entre los jefes y su equipo para solventar dudas y acabar con comentarios infundados.

 
Una buena planificación también ayuda a que los trabajadores tengan clara la hoja de ruta corporativa. Hay que ser conscientes de que la motivación es un sentimiento que tiene una vida inestable, a veces crece y otras cae en picado por diferentes razones, externas e internas. Dedicar un momento al análisis, a definir nuevos objetivos y a medir acciones pasadas ayuda a que los empleados se sientan más integrados en el proyecto. Porque una persona sin metas o retos en el horizonte muy difícilmente adoptará una actitud motivada.

 
Un sentimiento que se contagia
Cabe destacar que la motivación es un estado personal e individual pero que se puede contagiar. Un trabajador satisfecho sin duda hablará bien de la empresa por lo que mejorará su imagen ante sus compañeros, que empezarán a anhelar tener los mismos sentimientos. No hay mejor recomendación que la que viene de una persona de confianza por lo que las empresas deberían empezar a valorar la importancia de los comentarios que surgen dentro de su propia organización y establecer acciones para que los que se generen sean de carácter positivo. Si uno disfruta y se implica, le costará menos esfuerzo realizar según qué tareas, además generará un trabajo de más calidad y será más responsable.

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