¿Cuánto engordan las vacaciones de verano?

Aunque la respuesta es “depende” (del tipo de vacaciones, del número de días de descanso, etc.), la mayoría de los expertos estiman que alojarse durante siete días lejos del domicilio habitual se traduce en una ganancia de peso aproximada de entre 1 y 2 kilos. En tanto el nivel de satisfacción varía en función de las experiencias positivas o negativas que recibe el viajero, no parece que engordar varios kilos durante la estancia sea la mejor tarjeta de visita para un establecimiento. Para evitarlo, Healthia Certification promueve garantizar opciones saludables en todos los puntos de restauración de un hotel, para que sea finalmente el cliente quien decida.

Si bien resulta difícil de determinar cuánto peso se gana durante el periodo vacacional, expertos como Albert Lecube, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, han llegado a cuantificar en 3 kilos el promedio de lo que se engorda durante las vacaciones veraniegas. El principal motivo es el abandono de los hábitos adquiridos durante el año, como son comer de forma moderada y controlar la cantidad de sal, azúcar, grasas y alcohol. Tal vez por esta razón, los expertos estiman que durante el periodo vacacional los viajeros bajan la guardia y, sea porque se conceden más caprichos o porque tienen menos opciones saludables a su alcance, llegan a ingerir unas 1.500 kilocalorías más que en su día.

Sin embargo, cada vez más y más viajeros se están dando cuenta de que no deben de usar las vacaciones y los viajes de negocio como una excusa para no cuidarse. Es más, ahora que comer saludablemente se ha convertido en la gran tendencia global, es responsabilidad de la industria hotelera proporcionar opciones de comida y bebida que satisfagan las expectativas vitales de su clientela.

El año pasado Larry Mogelonsky, propietario del Hotel Mogel y fundador de LMA Communications, se pronunciaba en estos términos: “Atrás quedan los tiempos en que palabras como colesterol, calorías o grasas trans no aparecían reflejadas en ningún libro de contabilidad. Pero la ciencia ha iluminado una nueva manera de vivir, mientras que la sociedad, a su vez, se ha vuelto más receptiva a estos hallazgos”.

En opinión de este hotelero, aplicar el concepto de bienestar a la hospitalidad no significa solamente tener un balneario en el hotel o impartir sesiones de yoga, sino que es un término mucho más extenso que incluye la alimentación.

Parte de esta cultura comienza a llegar también a España con conceptos emergentes como los GastroLab (espacios en los que se aúnan los placeres de la alta cocina con la investigación, por ejemplo, de nuevos procesos de cocción que incrementen el valor nutricional de los platos), los healthy corners repletos de frutas frescas y crudités; los tempting breaks (basados en ingredientes frescos obtenidos en ocasiones de los huertos ubicados en los propios hoteles), pero también áreas de fitness y de wellness, o bicicletas gratuitas para los clientes del hotel.

Aunque es responsabilidad del cliente final elegir el tipo de alimentación que desea, el sector hotelero debe de garantizar opciones ligeras y saludables para que las personas que se quieren cuidar tengan realmente esa libertad de elección, habida cuenta de que la comida saludable se ha convertido en la principal tendencia emergente a nivel mundial dentro de la restauración. En la actualidad, más del 50% de la población mundial está intentando perder activamente peso, mientras otro 65% y 62%, respectivamente, ha restringido el consumo de grasas y de productos azucarados. O lo que es lo mismo: prácticamente uno de cada dos clientes que se alojan en un hotel, cuida a diario su alimentación.

Tal vez por ello, cada vez más hoteles están intentando reeducar a sus huéspedes con una oferta gastronómica igualmente exquisita pero mucho más baja en calorías, sal, azúcar y grasas saturadas.

El healthy hotel no es una tendencia pasajera sino una manera de entender el negocio que ha venido para quedarse. Si el hotel Westin fue de los primeros en contar con un menú multifacético que incluía desde platos saludables hasta programas de entrenamiento, ahora muchos otros están siguiendo su ejemplo. La filosofía del “If you build it, (they) will come” (algo así como “si lo construyes, vendrán”) viene a expresar que si los consumidores preocupados por la salud respaldan a los hoteles que ofrecen opciones saludables, el negocio de la hospitalidad tenderá a trasformarse. Y al contrario: si los huéspedes adoptan de forma mayoritaria esta nueva filosofía de vida, los hoteles tendrán que ajustarse a esta nueva demanda si quieren ser competitivos.

Este es, en realidad, el objetivo de Healthia Certification: acreditar con un sello a aquellos hoteles que garantizan poder seguir una alimentación saludable en cualquier momento del día, con independencia de que el resto de su oferta gastronómica sea diferente. Es decir, respetar la identidad culinaria de cada establecimiento hotelero, pero certificando que los requerimientos nutricionales de colectivos como los deportistas, los vegetarianos, los diabéticos o de cualquier otra persona comprometida con llevar un estilo de vida saludable, quedan cubiertos.

La buena noticia es que engordar entre uno y cuatro kilos durante las vacaciones de verano no forma parte del “todo incluido”. Es más, mantener el peso estable, incluso adelgazar, es perfectamente posible, siempre y cuando el hotel en cuestión no permanezca anclado en esquemas del pasado y considere inevitable que el cliente se lleve como souvenir varios kilos más de los que pesaba en el momento de registrarse.

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