El menospreciado papel que cumple la comunicación interna en las empresas

team-386673_640Todas las empresas quieren aparecer en los medios de comunicación, aglutinar una legión de followers en las redes sociales y enamorar a unos cuantos influencers, pero cuando miramos de puertas para dentro muchas veces nos encontramos con una ausencia de comunicación interna.

 

Un error que no se puede tapar argumentando que se dispone del mejor producto o servicio del mercado, ya que la comunicación tiene que ser el motor que de visibilidad a lo que hace una compañía y ese engranaje no se puede poner en marcha de forma efectiva sin una planificación previa.

 

 
Ante una falta de políticas de comunicación interna, algunas marcas se escudan diciendo que «lo importante es que nos conozcan los consumidores»  o argumentando que «al ser pocos, los trabajadores se acaban enterando de lo que ocurre, sin necesidad de emitir ningún comunicado ni hacer esfuerzos extra». Esta visión es errónea y muy peligrosa, porque dejar al azar la difusión de la información entre los empleados puede provocar confusión, malos entendidos y que se den alas a rumores sin ningún fundamento. Las agencias de comunicación tienen claro que la comunicación interna debe ser el ADN de las empresas y que olvidarla tiene sus riesgos.

 

 
Sin planificación las opciones de que algo salga mal crecen de forma exponencial, de ahí la importancia de contar con una estrategia que fije cómo se debe comunicar la cultura de empresa, es decir cómo explicar los valores, filosofía… en definitiva, la personalidad de una marca. Unas informaciones que ayudarán a los trabajadores a entender mejor dónde trabajan y eso les permitirá generar un sentimiento de permanencia al grupo y de fidelidad.

 

 
Y llegaron las redes sociales
Newsletters, intranet, reuniones de equipo, actividades lúdicas… son muchas las acciones que se pueden diseñar para intentar fomentar una buena relación entre empresa y empleados, pero con la aparición de los social media contamos con herramientas digitales que también pueden ayudar en esta tarea, por ejemplo, las redes sociales.

 

 
Gracias a estas plataformas cualquier persona puede alzar su voz y opinar sobre un tema determinado, algo que obliga al comunicador interno a adoptar un rol menos activo y más centrado en la escucha y gestión de comentarios. Él será el responsable de motivar la participación, de mantener vivo el diálogo, de responder dudas y preguntar, así como de hacer llegar todos estos comentarios a la dirección de la empresa.

 

 
La acción forma parte del alma de la comunicación interna y los directivos deben entender que los hechos comunican más que un boletín informativo o unos posters en la sala del café. Y tampoco deberían olvidar que la comunicación interna permite crear espacios de colaboración y cocreación dentro de las empresas, que sin duda las ayudará a enriquecer sus modelos de negocio.

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