La Gran Pirámide, entre la arquitectura y la ciencia

Madrid/Barcelona, 21 de abril de 2015. – Coincidiendo con los días previos al Día Internacional del Libro y a la festividad de Sant Jordi, he publicado el libro La Gran Pirámide, clave secreta del pasado donde se resumen mi tesis doctoral (2008) y 12 años de investigaciones sobre la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que sigue en pie. La presentación del libro está prevista para el 21 de abril a las 12 h en el Ateneo de Madrid y a las 18 h en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

A partir de las dos conferencias realizadas en Barcelona, creo necesario iniciar un proceso de reflexión pública para clarificar conceptos singulares del monumento que se hallan explicados en dicho libro y, a la vez, para hacer una llamada a la necesaria colaboración entre las distintas disciplinas profesionales, más allá del debate que se pueda suscitar.

5. Gizeh. Piràmide de Keops -IV D-1

Algunos enigmas resueltos

A través del proceso de investigación se han establecido respuestas científicas para algunos de los interrogantes que la egiptología había planteado. Entre ellos cabe destacar:

1)      ¿Cuál fue la fecha inicial del calendario egipcio?

2)      ¿Por qué Snefru, padre de Khufu (más conocido como Keops), construyó 3 pirámides?

3)      ¿Cuál fue la forma original de la Gran Pirámide de Khufu?

4)      ¿Cómo estaba coronado el monumento?

5)      ¿Cuál fue la causa de su nombre original, «el Horizonte de Khufu»?

6)      ¿Cuál fue la causa última de la construcción de la Gran Pirámide?

7)      ¿Cuál fue la datación exacta de la Gran Pirámide?

8)      ¿Es posible encontrar al faraón Khufu dentro de la Gran Pirámide?

La unidad de medida y las medidas de la Gran Pirámide

La unidad de medida empleada en la Gran Pirámide fue el codo real (cr), de 52,36 cm de longitud. Esta unidad se halla en la base del monumento, ya que corresponde a la altura del zócalo sobre el que se asienta. El coro real fue definido con casi total exactitud (52,37 cm) por Sir William Flinders Petrie en 1883, hace 132 años, a partir de las dimensiones de la Cámara del Rey de la Gran Pirámide. El arqueólogo británico igualmente determinó que las medidas originales del monumento fueron 280 cr de altura sobre el zócalo y 440 cr de lado de la base. Todos los egiptólogos de prestigio contemporáneos (Edwards, Siliotti, Lehner, etc.) coinciden en que el codo real es la unidad de medida de la Gran Pirámide, y que las medidas establecidas por Petrie para su base y su altura son las correctas.

La esfera de coronación de 1,42 m

Del estudio de la geometría de la Gran Pirámide deduje que estaba coronada por una esfera que medía 2,718 cr de diámetro, que a razón de 0,5236 metros por codo real, eran 1,423 m. A los lectores que deseen conocer cómo determiné que se hallaba coronada por una esfera, les remito a http://www.antiguoegiptoxxi.com/reconstruccion-informatica. La medida de 2,718 cr coincide con el número e, base de los logaritmos neperianos, que fueron dados a conocer por John Napier en 1614. Por tanto, con su esfera de coronación los arquitectos egipcios incluyeron el número e en la Gran Pirámide 4 milenios antes.

La reconstrucción exacta

Ha sido realizada por primera vez en mi tesis doctoral. Y lo puedo afirmar con certeza ya que el monumento lo certifica mediante pruebas matemáticas y geométricas contundentes:

1)      La superficie en cr2 de la Gran Pirámide era exactamente 100.000 veces el número Π. Ello supone anticiparse entre 3 y 4 milenios a su definición matemática.

2)      La superficie en cr2 de una esfera inscrita en la pirámide era 100.000 veces la raíz cuadrada de 2.

3)      La combinación de su perímetro, su superficie y su volumen ofrece una triple relación con el número 888 que aún no ha podido ser explicada científicamente, y que garantiza que la reconstrucción es exacta en un 99,999994%.

4)      La superficie en cr2 de las seis caras de un paralelepípedo o caja exterior a la Gran Pirámide era 888.000.

El tiempo de construcción

Mediante dos alineaciones de los dos canales estelares del sur de la Gran Pirámide con el planeta Marte, se ha podido establecer la duración de su construcción en 7 veces 888 días,  y estas alineaciones coinciden con las fechas del reinado de Khufu. El número 888 hace referencia a un Dios Único o Neter Ua documentado en el 4º milenio a. C. Ello representa que el origen del monoteísmo sería, incluso, anterior a la fundación del Antiguo Egipto como reino unificado.

Sobre Osiris y el Diluvio

La fecha de la inauguración de la Gran Pirámide coincidió con una efeméride del calendario egipcio: el día de la muerte de Osiris que se conmemoraba con 4 días de luto.

¿A qué podía responder a un periodo tan prolongado de duelo?

Plutarco (Queronea, h. 50 – h. 125), un Sumo Sacerdote de Delfos, nos facilita los datos astronómicos del día de la muerte de Osiris. Esta información me permitió establecer que la inauguración de la Gran Pirámide coincidió con el Milenario de la muerte de Osiris.

Pero… ¿Quién era o qué representaba Osiris?

Osiris era un semidiós extranjero que unificó Egipto, enseñó la agricultura a los pastores nómadas y murió ahogado, y su cadáver fue troceado en 14 partes por su hermano Seth, dios de la destrucción y esparcido por todo Egipto. El análisis del mito de Osiris y los datos obtenidos del proceso de investigación me llevaron a la conclusión de que Osiris era la personificación de una civilización anterior que desapareció asolada por un gran cataclismo. De ella procedía la desconcertante sabiduría que concentra la Gran Pirámide.

La presencia de un cataclismo demoledor hacia la mitad del 4º milenio a. C. es un fenómeno que ha sido documentado por distintas mitologías, y que coincide con la narración bíblica del Diluvio. Incluso el mito de los orígenes de Egipto nos habla del Nun, el océano primigenio del que surgió el mundo al descender las aguas.

DETALLE DE LA CORONACIÓN DE LA GRAN PIRÁMIDE

El vértigo ante los cambios

Los resultados de esos 12 años de investigaciones sobre la Gran Pirámide recogidos en este libro incluyen una serie de hechos extraordinarios, constatados científicamente, que deberían tener como consecuencia la necesidad de replantearnos las actuales teorías  sobre la evolución de la civilización y de la vida inteligente sobre la Tierra.

Pero es bien conocido que los cambios ofrecen resistencias. El filósofo español José Ortega y Gasset afirmaba: “La ciencia consiste en sustituir el saber que parecía seguro por una teoría, o sea, por algo problemático.”

Es por ello que quiero agradecer especialmente el tratamiento recibido por las personas que apoyan este proyecto, por las que han asistido a las conferencias, por los lectores en general, y por la inmensa mayoría de los profesionales de la información que a través de los distintos medios de comunicación de España e Iberoamérica, han sido respetuosos, objetivos y veraces al relatar los contenidos expuestos en las conferencias de Barcelona. En ese contexto general de seriedad y responsabilidad informativa, he de hacer una observación a modo de paréntesis.

Es incomprensible que un exaltado intente ofender desde un blog amparado en un periódico serio, ya que lo desprestigia. Más aún, cuando ese sujeto no tiene formación ni en arquitectura, ni en egiptología, ni ha leído un libro al que ataca mediante opiniones de profesionales de la arqueología, que tampoco lo han leído. Hace tres años ese mismo individuo atacó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas donde impartí un ciclo de 4 conferencias, y descalificó a la Universitat Politècnica de Catalunya por haber concedido un Sobresaliente Cum Laude a mi tesis doctoral. Y ahora extiende sus exabruptos al Ministerio de Cultura, Educación y Deporte, a la Universidad Politécnica de Madrid, al Ateneo de Madrid, y a todas las entidades y personalidades que, de una u otra forma, apoyan la investigación desarrollada y el proyecto que de ella se deriva. Y esta actitud es incomprensible, porque los insultos son ajenos al debate científico que es el debate de las ideas.

Arquitectura, arqueología y ciencia

La Gran Pirámide es una obra de Arquitectura. Y a pesar de que se halle en estado ruinoso porque haya perdido 9 m de altura y su capa de recubrimiento de piedra caliza, sigue siendo Arquitectura. Por tanto, quienes mejor podemos comprenderla somos los arquitectos. Es por ello que la geometría y las matemáticas que se hallan en nuestro plan de estudios, han sido claves para reconstruirla, y nos han dado acceso a la astronomía y a la geodesia que facilitan su comprensión.

No obstante, los profesionales que más han estudiado la Gran Pirámide han sido los arqueólogos. Y sin la precisa medición realizada por Sir William Flinders Petrie no hubiera sido posible proceder a la reconstrucción de su modelo original.

Actualmente la ciencia tiende a ser pluridisciplinar, como lo fue en sus orígenes. Por eso, hoy es imprescindible la colaboración entre arquitectos, ingenieros, arqueólogos, historiadores, y científicos y técnicos de distintos ámbitos a fin de comprender mejor las civilizaciones del pasado. Y esta comprensión es especialmente importante respecto del Antiguo Egipto, porque es allí donde se hallan los orígenes de nuestra civilización.

Y solamente a través de la colaboración entre las distintas profesiones e instituciones públicas y privadas conseguiremos que la egiptología científica española se acerque al nivel que ha tenido históricamente en Francia, Reino Unido, Alemania e Italia, que son los países que han realizado las mayores contribuciones al conocimiento del Antiguo Egipto.

MIQUEL PÉREZ-SÁNCHEZ PLAAntiguo Egipto XXI

Doctor en Arquitectura

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