Los contenidos exclusivos aumentan el contagio digital

i-like-432493_960_720Por naturaleza al ser humano le gusta compartir y destacar con el objetivo de ganarse el respeto o la admiración social y este tipo de actitudes no es aliena al terreno social media. Las redes sociales, los blogs, los foros etc. permiten compartir experiencias y opiniones personales que muchas veces alcanzan una gran repercusión y es esa visibilidad la que todas las marcas buscan.

 

 
No existe un decálogo que siguiéndolo a pies juntillas haga que una empresa convierta en viral todo lo que comparte, sin embargo existen una serie de requisitos que de cumplirse favorecen que se produzca el contagio digital, estamos hablando de: crear informaciones fáciles de entender, que aporten valor al receptor, que sean exclusivas, que el portavoz sea de «confianza» y el mensaje sencillo de reenviar, porque si quién las recibe debe hacer un esfuerzo por compartirlo no lo hará.

 

 
En este sentido los vídeos, infografías e imágenes tienen un alto grado de viralización puesto que no exigen un esfuerzo para entenderlas y además poseen una gran capacidad para despertar emociones en los usuarios, haciendo que de forma natural se compartan en la red como si de un fenómeno boca-oreja se tratara.

 

 
La influencia social que poseen algunos contenidos también favorecen su expansión por internet. A todo el mundo le gusta opinar y participar de forma activa en las conversaciones de moda, por ello utilizar como excusa temas de actualidad para dar un nuevo punto de vista suele ser bien acogido por los usuarios, siempre y cuando la opinión esté fundamentada y se aporten datos de interés y únicos.

 

 
El conseguir aumentar el contagio social se ha convertido en uno de los principales dolores de cabeza para las agencias de comunicación. Alinear un contenido viral con los valores y atributos de una determinada marca no es una tarea difícil, porque a fin de cuentas la reputación de una compañía nace de lo que su público objetivo diga y sienta sobre ella, sus productos o servicios, teniendo esto un componente emocional muy grande y complicado de gestionar. Se podría decir que la clave pasa por crear experiencia positivas con el usuario, porque en el terreno social media la indiferencia es el peor castigo.

 

 
Por ello muchas campañas de marketing se desarrollan contando con el consumidor como protagonista de la acción, ya sea creando concursos, animándole a participar en un vídeo o pidiendo su opinión sobre un tema en concreto. Actuando así las marcas logran por un lado que los protagonistas no duden en compartir los contenidos en los que aparecen y, por otro, se crea un vínculo entre ellos y la empresa que puede llegar a la fidelización.

 

 
Sorprender también suele ser una buena táctica para lograr un producto viral, ya sea vía el humor, la intriga o la provocación. La originalidad, el ser diferente y único consigue desmarcar y hacer brillar a un contenido que muy posiblemente sumará una gran difusión. Eso sí, en Agenciasdecomunicacion.org tenemos claro que no toda la visibilidad tiene el mismo peso en una campaña de comunicación, aquella que podrá calificarse cómo óptima es la que afecte al público al que de verdad quiere dirigirse la marca, el resto será ruido. De ahí que segmentar a nuestro target resulte imprescindible.

 

 
Esta identificación permitirá no sólo crear un mensaje a medida, sino elegir los canales que mejor lo comunicarán (medios de comunicación, redes sociales, blogs…) y detectar los bloggers o influencers que puedan contribuir a conseguir la soñada viralización.

 

 
Las empresas tampoco no deben olvidar que una vez se ha creado el contenido y se ha volcado en las redes ya no pueden tener control sobre él. La conversación que sobre él se genere no puede ser planificada, ni se puede evitar su distorsión o controlar a quién le llega y cómo. Porque en las campañas online los mensajes se comparten, no se controlan. Como tampoco hay que olvidar que las buenas historias, las exclusivas, las cautivadoras, son las que tienen más puntos de alcanzar la cima del contagio social.

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